Arcilla Bentonita Montmorillonita (100gr)

Arcilla Bentonita Montmorillonita (100gr)

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La arcilla es una sustancia viva que actúa con discernimiento y frena la proliferación de cuerpos parasitarios, microbios o bacterias patógenas, a la vez que favorece la reconstitución celular sana. La arcilla actúa en el foco de la enfermedad y efectúa una limpieza completa y la evacuación de elementos indeseables como pus.

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Propiedades de la arcilla

El naturópata francés Raymond Dextreit afirma que la arcilla es una sustancia viva que actúa con discernimiento y frena la proliferación de cuerpos parasitarios, microbios o bacterias patógenas, a la vez que favorece la reconstitución celular sana. La arcilla actúa en el foco de la enfermedad y efectúa una limpieza completa y la evacuación de elementos indeseables como pus. Por su poder de absorción neutraliza y drena las impurezas de los tejidos, retiene todo tipo de líquidos y absorbe los malos olores y decolora. Su poder de adsorción, en cambio, permite la fijación y neutralización de toxinas y alcaloides: la arcilla capta para evacuar los elementos indeseables del cuerpo o los productos de desasimilación, impurezas que están en estado de suspensión en los líquidos corporales como sangre, linfa y bilis, que son drenados y eliminados.

La radiactividad de la arcilla posee un poder regenerador a la vez que absorbe las radiaciones negativas.

Según Dextreit la arcilla estimula la radiactividad de los cuerpos sobre los que se aplica si ésta es deficitaria, o en caso de superabundancia absorbe su exceso, es decir, tiene un efecto regulador. Para Marie-France Muller, la arcilla podría desempeñar un papel protector en un organismo debilitado por las radiaciones ionizantes, muy importantes en la actualidad, cuando pasamos varias horas delante del ordenador y el televisor.

La arcilla impide la proliferación bacteriana y microbiana, reforzando las defensas del

organismo hasta producir una revitalización general que a veces puede estar acompañada de excitación nerviosa: lo que está latente se pone de manifiesto según Michel Abehsera, para quien los remedios naturales conducen siempre a la exteriorización de los síntomas.  La arcilla además reduce considerablemente la toxicidad de substancias dañinas y neutraliza los venenos.

Para Abehsera el poder activo de la arcilla sólo puede explicarse porque es un poderoso agente de estimulación, transformación y transmisión de energía. Todas las partículas de arcilla retienen una considerable cantidad de energía del potente campo magnético de la tierra: “Esta acción radiactiva transmite una extraordinaria fuerza al organismo y contribuye a la reconstrucción del potencial vital a través de la liberación de energías latentes. El organismo tiene grandes recursos energéticos que normalmente permanecen dormidos: la arcilla los despierta”.

 

La mejor es la montmorillonita o bentonita, de color blanca, que también puede ser de color pardo o gris.

 

Compresa, lavado vaginal y empolvado del bebé

Si al comenzar el tratamiento se teme una reacción secundaria a las cataplasmas, o si hay lesiones infectadas, puede aplicarse una compresa de barro. Se prepara una mezcla muy fluida, con menos arcilla y más agua, en la que se sumerge una tela o una toalla que ha de quedar cubierta por una fina capa de arcilla. La compresa se aplica en la zona a tratar y se cubre con una tela seca, que se sostiene con una tira de tela ligera, por lo general entre 30 y 60 minutos, exceptuada la noche en la que puede dejarse varias horas.

El lavado y la ducha vaginal son muy útiles en caso de colitis, lombrices intestinales, micosis vaginal e inflamaciones locales como vaginitis, cervicitis o metritis. Se disuelven 4 cucharadas soperas de arcilla en polvo por cada litro de agua.

Para el empolvado de los bebés se recomienda la arcilla fina, más eficaz que el talco para espolvorear los rasguños de los recién nacidos y los niños. Para concluír con palabras de la doctora Muller: “La acción desinfectante de la arcilla unida a su capacidad de regeneración rápida de los tejidos la hace irremplazable, incluso en los tratamientos de ulceraciones de todo tipo como el eccema, la psoriasis, etc.”.

Efecto de la ingesta de arcilla

“Cualquier posible similitud entre la arcilla y los medicamentos químicos será sólo aparente, pues existe una diferencia básica entre la acción antiséptica de la arcilla y la de las sustancias químicas. Todo producto químico es materia muerta que actúa ciegamente y destruye todas las bacterias de manera indiscriminada, las buenas y las malas, las sanas y las enfermas, las beneficiosas y las dañinas. Es posible que de ese modo se consiga exterminar los gérmenes peligrosos pero no se respeta a los elementos que favorecen la reconstrucción de células y tejidos, … Un hecho evidente es que la arcilla usada internamente, en absorción oral, anal o vaginal, actúa con enorme sabiduría, se dirige siempre a la zona dañada o enferma, donde se aloja quizá durante varios días y finalmente se evacúa, arrastrando consigo el pus, la sangre podrida, etc.” Raymond Dextreit, Nuevo tratado de medicina natural (Nuestra tierra, nuestra cura), Edaf, Madrid, 2001.

Tomada por vía oral, la arcilla provoca un efecto multilateral. Su intensa actividad elimina y

destruye las células enfermas y activa la reconstrucción de otras sanas, actúa como agente depurador que elimina toda clase de sustancias nocivas. Tiene efecto sedante, relajante y curativo en el tratamiento de las inflamaciones intestinales, amébicas y otras disenterías.  Pero más allá de la acción directa e inmediata de la arcilla sobre el aparato digestivo, que contribuye a eliminar numerosos cuerpos extraños incluidos los gases, su actividad no sólo cura trastornos leves como diarrea y estreñimiento, sino que influye sobre todos los órganos y sobre la totalidad del organismo. Todo elemento enfermo que emite radiaciones negativas es atraído por la arcilla, destacado polo positivo, y eliminado.

La arcilla limpia y enriquece la sangre y puede curar la anemia más resistente. Es muy rica en enzimas y diastasas, de las cuales las oxidasas fijan el oxígeno libre, lo que ayuda a explicar el efecto purificante y enriquecedor de la arcilla sobre la sangre. El análisis de su composición no explica en cambio su acción reconstituyente sobre los glóbulos rojos, cuyo número aumenta al cabo de un mes de ingerir arcilla como demuestra un análisis de sangre. No se limita a suplir la insuficiencia de cualquier sustancia en el organismo sino que estimula al órgano insuficiente y contribuye a restaurar sus funciones. La arcilla no puede ser la única fuente de energía de los fenómenos que provoca, su eficacia se deriva de una presencia dinámica mucho más significativa que el simple estudio de las sustancias de que se compone, se trata más de un catalizador que de un agente, lo que según Dextreit se debe a que la arcilla está viva, es tierra viva que ayuda al organismo a fijar y asimilar los elementos de los que carece.

Las sustancias catalizadoras sólo tienen que estar presentes en dosis infinitesimales, no es necesario absorber grandes cantidades de arcilla, es suficiente una cucharadita diaria.  Dextreit afirma que la arcilla debe emplearse en dosis relativamente pequeñas, como su acción se debe a sus radiaciones y no a que contenga cantidades mayores o menores de determinados elementos es inútil tomar grandes cantidades. No se trata tampoco de un simple calmante o analgésico. Debe utilizarse con prudencia, sobre todo en uso interno. La dosis media es de una cucharadita diaria para los adultos, que puede aumentarse hasta 2 o 3 al día en algunas infecciones intestinales, tuberculosis o disentería. Para los niños menores de 10 años la dosis es de media cucharadita diaria.

Para uso interno conviene elegir arcilla fina, grasa y sin arena que haga rechinar los dientes.

Debe prepararse varias horas o una noche por adelantado, vertiendo una cucharadita de arcilla en medio vaso de agua, y beberse por la mañana inmediatamente después de levantarse o por la noche al acostarse. Dextreit establece en 3 semanas la duración del primer tratamiento con arcilla. Tras una semana de descanso se reanuda el tratamiento, que continúa durante los meses siguientes al ritmo de una semana de tratamiento y otra de descanso alternativamente.

La arcilla se modifica a sí misma y sus efectos varían según el método de preparación y  según la forma de beberla o aplicarla. Tiene una acción de efecto directo rápido y normal sobre los intestinos, y así, tomada antes del desayuno se observa una tendencia a la obstrucción de los intestinos mientras que si se toma por la noche se observan resultados muy distintos. Para calmar los dolores de estómago después de comer se debe tomar la arcilla inmediatamente antes de las comidas.

Precauciones y reacciones

Para reducir la cantidad de toxinas existentes en el organismo es conveniente que a un tratamiento de arcilla le preceda un mínimo de 10 días de infusiones purificadoras y alimentación sana, basada fundamentalmente en frutas y verduras y desprovista de carne, azúcar, alcohol y sustancias químicas. El tratamiento con arcilla debe acompañarse, además, de hábitos alimenticios sanos y naturales. La arcilla no se adapta a la presencia de otras medicinas farmacéuticas, se ve por lo general anulada por los medicamentos, por lo que no es aconsejable combinar su acción con la de ningún tratamiento médico.

Dextreit señala una serie de precauciones, especialmente aplicables en dolencias del

aparato digestivo con las que la arcilla entra en contacto directo como úlceras de estómago

o duodeno, enteritis, etc. Si la ingestión de arcilla no se tolera bien, se debe acostumbrar al organismo poco a poco. Se comienza bebiendo agua que haya contenido algo de arcilla y luego se va introduciendo lentamente hasta alcanzar la dosis diaria de una cucharadita sin que el organismo se resienta. La cantidad tiene una importancia relativa, hay personas que incapaces de tragarse la arcilla, beben sólo el agua cuando la mayor parte se ha sedimentado en el fondo del vaso, con resultados satisfactorios.

Si la arcilla provoca náuseas, puede mezclarse con un poco de agua hasta formar una pasta con la que se hacen bolitas del tamaño de guisantes que se dejan secar y se tragan. La persona propensa al estreñimiento, o si lo provoca la arcilla, puede disolverla en más cantidad de agua o prepararla con una infusión de ruibarbo y tomarla varias veces al día entre comida y comida, bebiendo al principio sólo el agua arcillosa. Para los niños, la pasta arcillosa puede mezclarse con alguna infusión aromática como menta o eucalipto en lugar de agua y chupar las bolitas como caramelos. Los bebés pueden tomar una cucharadita de agua arcillosa antes de las tres comidas diarias.

La arcilla enriquece la composición de la sangre, por lo que

no es aconsejable tomar mucha si la tensión o presión sanguínea es elevada, en cuyo caso sólo debe tomarse una o dos dosis pequeñas al día mezcladas con agua. Aunque no existe constancia alguna de problemas derivados del empleo de arcilla y el consumo de aceites vegetales, como medida de precaución Dextreit recomienda durante el tratamiento con arcilla limitar el consumo de aceites domésticos, mucho más el de aceites minerales, así como beber mucho (limonada, té, …) entre comida y comida.

Como todo remedio natural que contribuye a fortalecer el organismo o a eliminar las

sustancias que lo perjudican, pueden producirse reacciones desagradables. Por ello, antes

de iniciar un tratamiento natural es conveniente informarse acerca de sus posibilidades y desarrollo. Al prever una reacción se la controla más fácilmente, sin tenerle miedo, pues es deseable al constituír una señal de que el organismo está respondiendo adecuadamente.  Conviene y pueden evitarse las reacciones violentas, intensas o repentinas, nunca deseables, siguiendo para ello las pautas señaladas.

Qué aporta la arcilla

Núria Langreo (Salud y belleza con arcillas, fangos y algas, Tikal, Barcelona, 2000)

sostiene que la arcilla es uno de los mejores aliados y protectores de la salud.

 

Poderoso desintoxicante que limpia el organismo de toxinas perjudiciales, a la vez remineraliza por los oligoelementos que contiene. Previene, cura, tonifica y calma, descongestiona, alivia, cicatriza, purifica, absorbe y desinfecta. Excelente depurador y regenerador de la piel, de las estructuras óseas y de los órganos internos, la arcilla se opone a los procesos patológicos que llevan a los tejidos del cuerpo al endurecimiento y la esclerosis, bebida o utilizada externamente ayuda a frenar el envejecimiento: “El selenio y el litio, oligoelementos presentes en la arcilla, ayudan a ralentizar el envejecimiento”, afirma.

Todas las arcillas contienen en su bioquímica los minerales y oligoelementos indispensables a todo ser vivo, desempeñando importantes funciones en el cuerpo.

Siguiendo a Núria Langreo, la arcilla aporta sílice (agente remineralizador y antitóxico, importante en los terrenos óseo, vascular, nervioso y respiratorio, actúa sobre las fibras elásticas y en la regeneración de los tendones y la piel), magnesio (fundamental para el crecimiento de los huesos, permite la correcta asimilación del calcio, drena el hígado, es estimulador biliar, antiséptico y antioxidante, activa la regeneración celular y calma y reequilibra psíquicamente), calcio (importante en la formación y conservación de huesos, dientes y tendones, imprescindible en la coagulación sanguínea y en la regulación del sistema nervioso), sodio (con potasio y cloro, regula el equilibrio de líquidos en el organismo), potasio (complementa la función del sodio), manganeso (forma parte de muchas enzimas y provoca la acción de otras en procesos antioxidantes y de producción de energía), hierro (produce glóbulos rojos en la sangre, favorece la circulación y oxigenación del organismo e interviene en la generación de energía) y zinc (necesario para el sistema inmunológico, es imprescindible para el crecimiento, la formación de tejidos y la maduración sexual masculina).

Para Núria Langreo, la afinidad existente entre una persona y la arcilla se explica por la presencia en la tierra de sales minerales y oligoelementos iguales a los que se hallan en nuestro organismo: “Por tanto, no es de extrañar que cuando ingerimos arcilla, masticada o bebida, nos nutrimos y nos regeneramos con unos componentes muy familiares. Esto es fácil de comprobar cuando recibimos un análisis médico de sangre y orina que nos detalla las cantidades de calcio, hierro, magnesio, sílice, etc”.

Núria señala que la toma regular de una cucharadita de arcilla disuelta en un vaso de agua en ayunas contribuye a mantener los niveles necesarios de minerales en el organismo, previniendo cualquier carencia: “La arcilla trabaja allí donde hay disfunción, siendo un catalizador extraordinario en la fijación de aquellas sustancias que el cuerpo no supo retener (falta de hierro, vitaminas, calcio, …). Aparte de su acción reguladora, purificadora y drenante, la arcilla enriquece la sangre, aumentando la cantidad de glóbulos rojos en caso de anemia, y la libera de toxinas y adherencias nocivas en las paredes arteriales”. Ejerce, además, una influencia beneficiosa sobre las diversas glándulas endocrinas (tiroideas, suprarrenales, sexuales), a las que estimula o modera según los casos.

Beneficiosa para todas las edades, la arcilla favorece el crecimiento de los niños y estimula sus defensas, mantiene el estado de buena salud de los adultos y es un excelente tónico del sistema nervioso, regula los órganos del cuerpo (riñones, hígado, pulmones) y frena el deterioro físico de los ancianos y sostiene con sus oligoelementos el sistema inmunitario.  Es una terapia no agresiva para el organismo humano, que raramente presenta efectos secundarios nocivos y que, si se presentan, son reversibles.

Consejos prácticos

La cura de arcilla está indicada para todas las edades y estados de salud, con las debidas

precauciones y previa consulta al especialista si hay una enfermedad grave o tendencia al

estreñimiento. Dicha cura debe seguirse según Núria Langreo como mínimo una vez al día  durante 3 semanas, en las que pueden aparecer síntomas de desintoxicación como olor y color más intenso de las heces o depuración de la piel con aparición de granitos o zonas más húmedas o grasas. En casos de urgencia como acidez de estómago, afecciones intestinales o malestar general, la preparación de la arcilla puede hacerse al instante, removiendo la arcilla un par de veces en el agua y dejándola reposar 5 minutos antes de beberla. Se toma varias veces diarias hasta restablecer la normalidad, en unos días. Debe utilizarse un vaso de cristal grueso, ya que la fuerza energética de la arcilla puede hacerlo estallar si es de paredes muy delgadas.

Para tratar amigdalitis, aftas o llagas en la boca, flemones y problemas de encías como gengivitis y piorrea, pueden hacerse gargarismos y enjuagues con la mezcla de una cucharada sopera de arcilla y una cucharadita de sal marina añadidas a medio litro de agua caliente sin hervir. La arcilla puede utilizarse también en forma de enemas: “Además de limpiar de toxinas el cuerpo, esta acción higiénica nos permite mantener en sano equilibrio nuestra flora intestinal y regular las deposiciones”, en palabras de Núria Langreo, y para efectuar irrigación o lavado vaginal: “Esta aplicación tan sencilla asegura una buena higiene del aparato reproductor femenino, desapareciendo la pesadez o malestar que producen las constantes inflamaciones en el bajo vientre en muchas mujeres. Es ideal para combatir micosis, vaginitis, cervititis, metritis, etc.”.

Las personas con tendencia al estreñimiento que toman habitualmente aceites minerales

(parafina) como laxantes, no deben tomar arcilla por vía interna ya que hay riesgo de que  se produzca una oclusión intestinal. Aunque suele ser inocua por vía interna, tiene alguna contraindicación en los casos de hipertensión arterial, oclusiones y hernias internas.

Núria Langreo desarrolla una a una, en su guía de tratamientos de enfermedades y    dolencias, las posibilidades de la cura de arcilla en combinación con infusiones de plantas y aceites esenciales. Así, en uso interno y casi siempre a la vez externo, ante abscesos y acné, bronquitis, cansancio, astenia y convalecencia, circulación sanguínea, parásitos intestinales y colitis, dermatosis y problemas leves de la piel, diarrea, eccemas, embarazo, estados depresivos, gastroenteritis, úlceras y trastornos digestivos, estreñimiento, gota o ácido úrico, fiebre, hemorroides y herpes, hipotensión, intoxicación alimentaria, migraña y dolor de cabeza de origen digestivo o hepático-biliar, nefritis o inflamación de los riñones, regulación del organismo ante diversos olores corporales, inflamación de la próstata, psoriasis, quistes de ovario y fibromas, sudor excesivo y problemas de tiroides y de la vesícula biliar.

Para ampliar la información

Propiedades de la arcilla (I y II), Pedro Ródenas, Integral nº 6 y 7, Barcelona, 1978.

El poder curativo de la arcilla, Raymond Dextreit, Ibis, Barcelona, 1988.

La curación por la arcilla, Amar Alma-Helal, Robinbook, Barcelona, 1999.

La arcilla curativa, Michel Abehsera, Edaf, Madrid, 1999.

Cómo cura la arcilla, Marie-France Muller, manuales Integral, Barcelona, 2000.

Nuevo tratado de Medicina Natural (Nuestra tierra, nuestra cura), Raymond Dextreit, Edaf, Madrid, 2001.

Salud y belleza con arcillas, fangos y algas, Núria Langreo, Tikal, Barcelona, 2000.

 

ARCILLA: INCREÍBLES PROPIEDADES TERAPÉUTICAS (de DS)

Desintoxicante, antiinflamatoria, descongestionante, depurativa, refrescante, calmante, antibiótica, cicatrizante, hidratante, inmunoestimuladora, desinfectante, tonificante, reguladora de múltiples funciones del organismo, etc. Hablamos de algunas de las propiedades descritas para el uso -sistémico o tópico- de la arcilla, uno de los remedios naturales más antiguos que se conocen. La clave de su eficacia parece estar en sus componentes minero-medicinales y energéticos que contribuyen a poner en marcha los mecanismos que ayudan al cuerpo a recuperar la salud perdida. Se trata, en suma, de una posibilidad terapéutica al alcance de todos, natural, sin efectos secundarios y de contrastada utilidad como bien saben, incluso, los animales.

El empleo de arcilla para mejorar la salud es un remedio antiquísimo Hay quien dice que su uso medicinal se remonta a los albores de la Humanidad y antiguos documentos -algunos de los cuales ya eran milenarios al comienzo de nuestra era- demuestran que se ha utilizado para curar todo tipo de afecciones, heridas y problemas inflamatorios. Para algunos investigadores es muy posible que el hombre se limitara a imitar a los animales que, de forma instintiva, suelen revolcarse en el barro cuando están heridos e, incluso, en ocasiones lo ingieren a fin de encontrar alivio.

Se tiene constancia en cualquier caso de que fue utilizado ya por Hipócrates -considerado el padre de la Medicina- así como por Dioscórides, Galeno y Avicena. Además personajes tan dispares como Aristóteles o Mahatma Gandhi han recomendado su uso dadas sus propiedades curativas. Fue de hecho su utilización terapéutica en humanos lo que hizo célebre al abad Sebastian Kneipp cuyos trabajos serían continuados por otros investigadores como Adolf Just -el primero en crear, en 1896, un sanatorio en que se aplicaba la arcilla tanto de forma tópica como sistémica- o, más recientemente, Raymond Dextreit, naturópata francés autor -entre otros títulos- de El poder curativo de la arcilla (Ibis) y Nuevo tratado de Medicina Natural. Nuestra tierra, nuestra cura (Edaf) en los que se exponen las propiedades e indicaciones de este elemento natural.

Lo más singular, en todo caso, es que a pesar de tantos siglos de uso y estudio aún no se conoce con exactitud cómo actúa la arcilla en los organismos vivos. Según los expertos su composición química no basta para explicar sus excelentes resultados en múltiples aplicaciones terapéuticas. De ahí que algunas voces planteen la hipótesis de que la arcilla está cargada de las energías de la Tierra y de que en esa carga reside su capacidad de reactivar y estimular las funciones naturales del organismo. “La arcilla -afirma por ejemplo el naturópata Michel Abehsera en La arcilla curativa (Edaf), uno de los más fieles defensores de su utilización terapéutica- es un poderoso agente de estimulación, transformación y transmisión. Y eso es así porque se obtiene de la misma tierra de donde también extraemos gran parte de nuestros alimentos”.

FUENTE DE MINERALES

Uno de los factores que hacen de la arcilla un elemento interesante desde el punto de vista terapéutico es el aporte al organismo de sustancias minerales cuando se utiliza externamente (como cataplasma, por ejemplo) o internamente (disuelta en agua y bebida). Así, Nuria Langreo afirma en su obra Salud y belleza con arcillas, fangos y algas (Tikal) que “la arcilla aporta sílice (agente remineralizante y antitóxico importante en los terrenos óseo, vascular, nervioso y respiratorio que además actúa sobre las fibras elásticas y en la regeneración de los tendones y la piel), magnesio (fundamental para el crecimiento de los huesos al permitir la correcta asimilación del calcio drena además el hígado, estimula la bilis, es antiséptico y antioxidante, activa la regeneración celular y calma y reequilibra psíquicamente), calcio (importante en la formación y conservación de huesos, dientes y tendones e imprescindible en la coagulación sanguínea y en la regulación del sistema nervioso), sodio (junto al potasio regula el equilibrio de líquidos en el organismo), potasio (complementa la función del sodio), manganeso (forma parte de muchas enzimas y provoca la acción de otras en procesos antioxidantes y de producción de energía), hierro (produce glóbulos rojos en la sangre, favorece la circulación y oxigenación del organismo e interviene en la generación de energía) y zinc (necesario para el sistema inmune es además imprescindible para el crecimiento, la formación de tejidos y la maduración sexual masculina)”.

Cabe añadir que además de aportar al organismo nutrientes imprescindibles la arcilla -especialmente ingerida- presenta otras cualidades que la convierten en una interesante alternativa para recuperar o mantener la salud.

TIERRA CURATIVA

Aunque aún no se han desvelado sus mecanismos de acción está comprobado que la arcilla posee numerosas propiedades terapéuticas. Así…

…se trata de uno de los más eficaces antisépticos y antibióticos que existen en la Naturaleza pues impide la proliferación de bacterias, hongos, virus y otros elementos patógenos. Y estimula y refuerza las defensas del organismo.

…es un poderoso desintoxicante. Posee gran potencial tanto de absorción de las impurezas contenidas en los tejidos -y que son captadas, neutralizadas y drenadas- como de adsorción -mediante el drenaje y eliminación de las toxinas que se encuentran en suspensión en los líquidos orgánicos-. Además reduce la toxicidad de las sustancias dañinas y neutraliza los venenos.

…mantiene la salud del aparato digestivo. Ingerida alivia los dolores estomacales, favorece la digestión, reabsorbe las fermentaciones, neutraliza el exceso de acidez y protege la mucosa gástrica además de regular las funciones intestinales, reestructurar la flora y la mucosa, y favorecer la evacuación de las heces y los gases. En caso de úlceras gástricas regenera los tejidos ulcerados y calma la irritación al neutralizar los ácidos estomacales.

…actúa como agente depurador. Como ya hemos mencionado, capta las impurezas suspendidas en los líquidos corporales, las absorbe y ayuda a expulsarlas.

…enriquece la sangre. Se ha comprobado que, ingerida, depura la sangre, mejora la circulación, hace aumentar la cantidad de glóbulos rojos -se desconoce la razón- y la enriquece hasta el punto de poder llegar a curar la anemia más resistente.

…absorbe las radiaciones nocivas. Los expertos creen -aún lo están investigando- que la arcilla podría ayudar a proteger los organismos debilitados por la exposición continuada a radiaciones ionizantes. “La arcilla -explica Raymond Dextreit- tiene polaridad positiva y eso explica por qué atrae primero y elimina después todo elemento que en el interior del cuerpo emita radiaciones negativas”.

…ejerce una acción reguladora. Sobre el organismo en general y sobre las glándulas endocrinas (tiroideas, suprarrenales, sexuales, etc.) en particular. Las estimula o calma según sea necesario.

…destruye las células enfermas. “No sólo las elimina -afirma el citado naturópata francés- sino que además estimula la reconstrucción de otras células sanas”. Esta cualidad la convierte en un elemento interesante para el tratamiento de numerosas dolencias, entre ellas el cáncer.

…revitaliza el organismo. Lo remineraliza, lo mantiene sano, lo tonifica y equilibra el metabolismo en general.

….es analgésica. Aplicada en forma de cataplasma sobre zonas doloridas -articulaciones, músculos, vértebras, etc.- proporciona un gran alivio.

…se trata de un importante catalizador. Ayuda al cuerpo a absorber, transformar, sintetizar, fijar y asimilar a partir de los alimentos las sustancias nutritivas de las que carece.

Además reduce la inflamación, estimula las funciones de la piel, es un potente cicatrizante, ralentiza el deterioro físico y el envejecimiento, favorece la eliminación del ácido úrico y tiene efectos refrescante, relajante y sedante.

En suma, la arcilla previene, cura, descongestiona, alivia, desinflama, tonifica, calma, cicatriza, purifica, mineraliza, absorbe y desinfecta además de revitalizar. Sin duda, un remedio natural de lo más completo.

¿CÓMO UTILIZAR LA ARCILLA?

Como el lector sabe, la arcilla puede administrarse tanto por vía interna -ingiriéndola oralmente- como por vía externa -mediante cataplasmas y compresas-. Para ambos usos las arcillas que encontramos en el mercado vienen irradiadas al sol, descontaminadas de gérmenes y materia orgánica y debidamente pulverizadas. En el caso de las arcillas pensadas para ingerir carecen por completo de arena y de impurezas habiendo sido machacadas y micronizadas hasta conseguir un polvo aún más fino que las destinadas a uso tópico.

En cuanto a los recipientes y utensilios a utilizar para su preparación sepa que no deben ser metálicos o de plástico sino de vidrio, porcelana o madera. Además se debe procurar que el agua que se mezcle con la arcilla sea lo más pura posible y nunca clorada. Una vez añadida el agua necesaria para cubrir ligeramente la arcilla (fría o tibia en función del uso que se le vaya a dar), se deja reposar hasta que se empape y, siempre que sea posible, se expone la mezcla al sol para que la arcilla se “recargue” con la energía solar. Si se prefiere, en el momento de la preparación se pueden añadir otros elementos (extractos, aceites esenciales, plantas, etc.) que refuercen aún más su acción terapéutica.

Si se va a emplear externamente se pueden impregnar en ella unas gasas o compresas o bien hacer una cataplasma poniendo la arcilla mezclada con agua sobre un paño, extendiéndola hasta dejar una masa de un par de centímetros de grosor y colocándola directamente sobre la piel de la zona que se quiera tratar durante un tiempo específico para cada situación y que puede ir desde unos pocos minutos hasta varias horas.

Si la va a ingerir deberá preparar con ella una especie de “leche de arcilla”. Por sus cualidades nutritivas y energéticas basta con una dosis diaria relativamente pequeña para obtener los beneficios terapéuticos reseñados. En casos agudos pueden aumentarse las cantidades o reducirse los tiempos entre cada toma. “La regla general -afirma Marie-France Muller, autora de Cómo cura la arcilla (RBA)- es tomar una cucharadita diaria en el caso de los adultos y media en el caso de los niños menores de diez años. Se disuelve en medio vaso de agua mineral sin hervir. La dosis puede aumentar a 2 o 3 cucharaditas al día en algunas infecciones intestinales o úlceras estomacales. Es preferible tomar esta bebida inmediatamente después de levantarse o por la noche al acostarse. Lo recomendable es hacer una primera cura de agua arcillosa muy diluida, mucho líquido y alimentación sana durante tres semanas. Luego se suspende la toma de arcilla durante siete días y se vuelve a empezar. Pasado un tiempo la arcilla podrá tomarse en semanas alternativas. Esta cura puede seguirse durante meses o toda la vida”.

Por lo demás, es fácil tratarse con arcilla. Como vemos, la preparación es simple, podemos tenerla en casa, es barata, natural, versátil, en las dosis oportunas no conlleva peligro alguno, la puede usar cualquier persona independientemente de su edad o estado de salud y los resultados no se hacen esperar cuando se combina con una alimentación sana y unos hábitos saludables. Como se suele decir, bueno, bonito y barato. Y lo es pero, como siempre, recomendamos que antes de decidirse a iniciar cualquier tratamiento, por muy natural que éste sea, se deje aconsejar por un profesional. Especialmente si piensa tomarla ingerida y tiene tendencia al estreñimiento, si para tratar éste está tomando aceite de parafina (este aceite puede endurecer la arcilla y ocluir el intestino), si está tomando algún tratamiento médico -aunque sea homeopático- porque éste puede verse alterado o si padece hipertensión. Tenga todos estos consejos en cuenta y decídase, si lo considera oportuno, a desayunar esta tierra curativa. Su organismo se lo agradecerá.